En «El motivo de la elección del cofrecillo», Sigmund Freud en 1913, interpreto la imagen de Venus como la envoltura ilusoria bajo la que se oculta la fatalidad de la muerte. Velos, envolturas y, ¿que hay por atrás?.
Las condiciones de lo femenino, en sexo o en género, esta dislocación y tantas cosas que resolver al mismo tiempo, hacen de su mundo algo caótico y de una imposible solución permanente. Porque tenemos en cuenta sus deseos que, a veces o la mayoría de las veces no puede cumplir. En ella están la vida y la muerte coexistiendo(como en cualquiera?), más que en cualquiera por su posibilidad de dar vida y su proximidad con la muerte.
En el trabajo casi inicial de Freud que nombrara, ya relaciona la elección de COFRE-MUJER con «blancura, palidez, mudez», todas figuraciones de la muerte en cuentos y obras famosas, y finalmente dice que hay tres vínculos inevitables con la mujer para el hombre: la paridora ,la compañera y la corrompedora» o las tres formas en que se muda la imagen de la madre en el curso de la vida: la madre misma, la amada que el elige a imagen y semejanza de aquella, y por último la Madre Tierra, que vuelve a acogerlo en su seno… sólo la tercera, la callada diosa de la muerte, lo acogerá en sus brazos».